lunes, 9 de febrero de 2009

La crisis económica también golpea al comercio justo

MADRID.- El consumo responsable y el desarrollo sostenible son los ejes del debate sobre el futuro del planeta. El reto es alimentar a 8.000 millones de personas en 2030. Pero nuestro ritmo de consumo es cuatro veces mayor que la renovación de recursos, por lo que las megatendencias de crecimiento de la población y deterioro del planeta deberán introducirse en los planes estratégicos de las empresas, señala José Luis Blasco, socio director de Global Sustainability Services de KPMG España.

El problema es que, de momento, parte de la sociedad aún no ha interiorizado la existencia de este problema global. Y a ello se une la situación económica. Ambos factores explican, por ejemplo, que sólo el 16,1% de los consumidores estén dispuestos a pagar más por los productos de una empresa socialmente responsable, según el informe Forética 2008. Eso sí, el 37,6% de los españoles han dejado de comprar productos de determinadas empresas por considerar que realizan prácticas poco éticas, si bien este ratio es inferior al de dos años antes (49,9%). La alimentación y el calzado son los sectores más penalizados, ya que tiende a asociárseles al empleo de mano de obra poco cualificada, explotación infantil o problemas de calidad, señala Forética.

Los ingresos de gigantes como Exxon o Walmart equivalen al PIB del Suecia o Bélgica. Por su tamaño, señala el responsable de KPMG, estos conglomerados están más sometidos al escrutinio de los ciudadanos. Para desmarcarse de sus competidores, la marca ya no es la clave. Las empresas deberán captar la confianza de sus mercados y establecer relaciones no oportunistas con su entorno.

Ante la actual situación de shock económico, la secuencia habitual se invertirá: los Estados que han invertido en empresas para evitar males mayores les demandarán más responsabilidad con su entorno, señala Blasco. Se producirán dos velocidades: compañías que se limitarán a cumplir las obligaciones y otras que irán por delante para presentarse a la sociedad como mejor legisladas y más responsables.

En el sector de las organizaciones sin ánimo de lucro, las hay de todos los tipos. Algunas atacan a los poderes públicos con virulencia y otras realizan un día a día más silencioso, pero lo cierto es que las ONG han contribuido a concienciar a los ciudadanos de la necesidad de proteger el planeta y buscar una vida mejor para los menos privilegiados.

Entre todas, Intermon Oxfam es de las más conocidas. Trabaja en más de 490 proyectos con poblaciones vulnerables en cerca de 50 países. Uno de los más aplaudidos son las tiendas de comercio justo, con las que ayuda a más de 100 grupos productores de Africa, Asia y América Latina a salir de la pobreza.

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