lunes, 9 de febrero de 2009

La RSC todavía no interesa a las pymes

MADRID.- Si hay un momento en que la responsabilidad social de las empresas (RSC) debería situarse como una estrategia clave para los negocios, es el actual. En un periodo de recesión en que la confianza de los clientes, de los accionistas, de los inversores y de los propios empleados de las empresas está bajo mínimos, el mantenimiento y fortalecimiento de las actividades responsables de las compañías -aquéllas que contribuyen de manera activa y voluntaria a su progreso social, económico y ambiental, con el objetivo de mejorar su situación competitiva- son valorados positivamente por el mercado y supondrán un diferenciador para salir reforzadas de la situación.

Así lo creen los expertos en una materia cuya evolución en España ha sido constante en los últimos años.

«En un mercado tan competitivo, en el que cuesta tanto diferenciar productos y servicios, la responsabilidad corporativa va a ser un elemento generador de mayores ventajas para la empresa que apueste decididamente por este movimiento», asegura Juan Alfaro, secretario general del Club de Excelencia en Sostenibilidad, institución que tiene como miembros a 24 grandes compañías que apuestan por el crecimiento sostenido desde el punto de vista económico, social y medioambiental.

«Una firma con una buena gestión ambiental, por ejemplo, reducirá sus costes de producción, evitará sanciones y todo esto tendrá un reflejo en la cuenta de resultados. Lo mismo pasará con una empresa que tenga una buena reputación, ya que será una de las primeras opciones de compra para los consumidores», dice Alfaro.

Pero, como a todo tipo de inversión en la actualidad, la crisis también afectará a algunos programas de RSC, como la comunicación, la formación en la materia y la acción social, según los expertos.De hecho, un estudio reciente de la escuela de negocios Esade indica que la mala situación económica afectará mucho a las actividades de las empresas en concepto de mecenazgo, patrocinio y colaboración con ONG, disminuyendo su inversión.

Al igual que en las cajas de ahorros, que, en la mayoría de casos se limitarán a invertir en acción social el mínimo que exige la ley, el 10% del beneficio, según dicho informe.

La situación económica incidirá también en otra de las manifestaciones de la RSC, como el consumo responsable, según las conclusiones de la cuarta edición del Informe Forética 2008. El porcentaje de personas que estaría dispuesta a premiar a las empresas más responsables pagando un poco más por sus productos, siempre que tuviera la certeza de que procede de una gestión responsable, ha caído del 62% obtenido en el estudio de 2006, al 55% del actual.

«Un efecto de la crisis será la congelación de programas de RSC.Pero, por otro lado, muchas empresas le darán impulso a nivel interno. Las firmas que pisen el acelerador en este sentido, se verán beneficiadas», opina Jaime Silos, director de Desarrollo Corporativo de Forética, asociación de empresas y profesionales de la RSC.

Pero mientras que la penetración de la materia en la gran empresa es casi total -el 90% de las compañías con más de 500 empleados conoce o lleva a cabo dichas prácticas, según Forética-, las pymes (el 90% del tejido empresarial español) son la gran asignatura pendiente (menos del 50% de aquéllas con menos de 10 empleados conoce la RSC). Los expertos creen que esto es muy preocupante, porque no están sabiendo adaptar unas herramientas que son clave para su subsistencia.

¿Porqué no llevan a cabo estas prácticas? Según Forética, más de un 40% de las pymes por desconocimiento, por no considerarlo necesario o por tener otras prioridades. «Hay una barrera sociocultural. Se toma como un fenómeno altruista y no como una estrategia que da beneficios», dice Silos.

Los expertos creen que esa rentabilidad, sin embargo, se produce a largo plazo, y que en torno a dos años, la empresa empieza a tener beneficios de sus prácticas responsables y, lo más importante, el público lo percibe. En 2004, sólo un 44% de la gente veía mejoras en las prácticas sociales y medioambientales de las compañías.En 2006, ese porcentaje subió a un 50%,y en 2008, alcanzaba un 55%. «Esto confirma que la estrategia de las empresas con estos atributos funciona y que hay una concienciación de que la RSC es una inversión y no un gasto», dice Silos.

Pero para que las pymes perciban los beneficios de la RSC es necesario que asimilen la importancia de estas prácticas. Los expertos creen que las empresas grandes son las que tienen que tirar del carro. Asociaciones como el Club de Excelencia en Sostenibilidad, Forética, el Foro de la Reputación Corporativa o el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, con sus foros y plataformas de diálogo, han ayudado mucho a transmitir buenas prácticas al tejido empresarial español.

También la Administración ha empezado a trabajar en ello, con la creación del Consejo Estatal de Responsabilidad Social Corporativa.El organismo, que preside el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, integrado por 56 miembros, está encargado del impulso y fomento de las políticas en materia responsable.

Pese a todas estas iniciativas, el Observatorio de RSE, presentado recientemente por UGT, considera que España aún presta escasa atención a la materia y que sus progresos en las mayores empresas son «excesivamente lentos». Según el estudio, las mejoras tienen más relación con los efectos de la legislación que regula las actividades económicas que con la existencia de una verdadera voluntad de cambio en la dirección de las empresas.

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