MADRID.- Nostálgicos, abróchense los cinturones porque estamos a punto de dar un pequeño viaje al pasado. Ya sea porque les recuerdan los tiempos en los que su nido estaba lleno y sus hijos eran pequeños o quizás su propia infancia, es momento de echar la vista atrás. Estos son los juguetes más vendidos de los últimos 16 años.
2001. Circuito Le Mans de Scalextric
¿Quién
no ha soñado nunca con un Scalextric? Pues quienes tuvieron la suerte
de recibir uno por Reyes, que dejaron de soñar con él en cuanto lo
tuvieron en las manos, pero el resto...uf. Uno de esos sueños de
infancia frustrados. Eso sí, los niños que lo recibieron se cansaban de
él al poco tiempo. Pocas opciones de juego.
2002 y 2003. Las Bratzs
Estas
muñecas de grandes labios y aspecto moderno barrieron las listas de
ventas dos campañas seguidas. Todas las niñas de aquel entonces querían
una, y algún niño también. La marca se hizo tan popular que tuvieron su
propia serie de animación e incluso una película con protagonistas de
carne y hueso.
2004. Tamagochi
El
primer juguete de la lista que dio con la clave perfecta para reventar
el mercado: atraer tanto a niños como a niñas. El juego llevaba siendo
comercializado desde 1996 pero por alguna razón volvió a estar de moda y
a invadir los patios de colegio, probablemente por la aparición de
homólogos más baratos en los que se podía elegir qué tipo de mascota
cuidar.
2005. Furby
Una
vez más, tampoco era la primera versión del juguete, aunque fue de las
más populares en cuanto a diseño. Y, otra cosa que compartía con
Tamagochi, también consiguió encandilar a niñas y niños para que ocupase
la cabecera de la carta de Reyes en mayúsculas.
2006 y 2007. V Tech
Que
en noviembre de 2006 Sony lanzase la Playstation 3 en una campaña
publicitaria bastante cara probablemente propició que esta versión
infantil de una consola de juegos fuese el juguete más vendido de esa
navidad, y la siguiente. Y es que si el hermano mayor (o el padre)
pedían una...
2008. Reloj Omnitrix
Los
padres seguramente recordarán la serie Ben 10 por lo enganchadísimos
que tuvo a sus hijos. ¿Les suena el diseño de este reloj? Seguro que sí.
El auge de una propició el éxito en ventas del otro.
2009 y 2010. Bakugan
¿Un
juego que combina cartas y figuras para combatir con otros niños y
cuyos monstruos tienen su propia serie de animación? ¿Qué puede fallar?
El stock. Ni los propios creadores pudieron intuir su tremendo éxito y
fue un quebradero de cabeza para muchos padres.
2011 y 2012. Monster High
El
éxito de las Monster High sólo es comparable al de sus predecesoras las
Bratzs. De nuevo arrasa en las listas de ventas dos años seguidos,
tiene su propia serie de animación, se venden mochilas, estuches...¿a
alguien le suena que arrasaba entre las mujeres adultas en esos años?
Una saga basada en unos libros, en la que salía un vampiro y...exacto.
2013 y 2014. Furby
¡Ha
vuelto Furby! Y con forma de...pues eso, de Furby. Los nuevos Furby se
presentan con un diseño renovado, pero manteniendo las características
básicas del juguete: tienen su propio idioma (el furbish), se comunican
entre ellos, muestran una personalidad diferente según los trates y, en
en el caso de los Furby Boom, pueden tener hijos (virtuales) gracias a
una app.
2015. Centro de mando de la Patrulla Canina
Aunque
pueda parecer un juguete enfocado para los más pequeños de la casa (que
al final son el mercado más homogéneo) y con un público, por tanto,
limitado, el Centro de mando de la Patrulla Canina arrasó ese año por
Navidad. Puede que la dispersión entre los mayores (que pedían el Halcón
Milenario de Lego pero que valía 120 euros y por tanto no solían
recibir) propiciase eso...o quizás algún niño más mayor de lo que quería
admitir también pidió este juguete.
2016. ¿?
Cada
estudio de mercado ofreció un resultado distinto. Los hay que señalan
al Halcón Milenario de Lego, que bajó a los 100 euros, o a los recién
aparecidos Hatnimals, que combinaban Furbys y Tamagochis, pero es
posible que las pasadas Navidades lo que realmente conquistara a los
niños fuese la moda de los patines, que al no estar registrados por
marcas jugueteras clásica dificultan el calcular los resultados.